Nacho Mallo ( @NACHOMALLO )
Después de que la semana pasada ante el Zaragoza tocásemos el cielo, la jornada presente nos devuelve a la tierra. Por motivos de viaje no pude ver el partido ante los maños, de ahí que no hubiese hecho ningún comentario, pero al parecer el encuentro fue magnífico y todo el mundo ya estaba haciendo las cuentas de la lechera. Pero la leche hay que ordeñarla todos los días y no se puede uno descuidar.
Planteamiento de 4-5-1 con la ausencia nuevamente en el once titular de Aridai. Quizá esté muy ciego y no vea las cosas que aporta Leo Suárez. No dudo de que pueda ser un excelente jugador, pero si nos remitimos a lo demostrado sobre el césped, creo que el canario tiene mucho más peso en la balanza. El Córdoba se adelantó, merecidamente porque fue más decidido desde el principio a buscar la portería contraria, y nos obliga a hacer un cambio ofensivo. La lógica, siempre la lógica, nos invitaba a pensar que el cambio en la segunda parte sería el de Aridai por Leo, pero Vicente Moreno decidió apostar un poco más y retiró a Baba. El 26 del Mallorca ha cuajado un par de partidos muy buenos, pero me sigue pareciendo, de momento, menos consistente que Pedraza. Y aunque la entrada de Aridai sí fue positiva, creo que el cambio no fue el más acertado. El centro del campo se descompuso y eso se notó, todavía más, cuando Abdón Prats entró en sustitución de Leo Suárez. El último cambio de Salva por Estupiñán fue obligado y ahí no se puede decir nada.
Es verdad que la segunda parte fue más entonada, con mucho más corazón y empuje. El Mallorca estaba obligado por el resultado a arriesgar más y al Córdoba no le quedó otra que replegarse. Pero cuando empatamos, ellos volvieron a dar un paso adelante y ahí fue cuando se echó en falta a ese pegamento en el centro del campo. Y cuando digo pegamento me refiero a esos jugadores que hacen una labor de unión entre la defensa y el ataque. Aquellos que saben mantener su presencia en los momentos importantes, haciendo más espesa la evolución del juego del contrario, como pueden ser Pedraza o Baba en el caso de nuestro Mallorca.
Podría uno pensar que la crítica es lo que domina el presente escrito, nada más lejos de la realidad. La temporada está siendo realmente sensacional y debería haber muchas más alabanzas que recriminaciones. El problema es que todos queremos más y da la sensación de que si conseguimos afinar un poco nos veremos como claros aspirantes a estar el año que viene en Primera.
No quería pasar por alto la actuación arbitral. No recuerdo otra en la que se hayan cometido tantos errores decisivos. El árbitro ha perjudicado a los dos equipos (alguno dirá que entonces ha sido equitativo): goles concedidos en claros fuera de juego, alguna falta evidente al portero no señalada y un penalti más que dudoso. Demasiados fallos que hacen que este partido se tenga que ver en los cursos de arbitraje.
Lo bueno es que la semana que viene vamos a sumar tres puntos y además descansamos. Veremos si nos vuelve a meter en puestos de play-off y nos empuja a dar otro golpe encima de la mesa. Será el domingo 14 a las 16:00 horas. Un horario ideal para comernos unos pajaritos.
Nacho Mallo
Nacido el 20 de febrero de 1960, el guardameta gallego defendió la portería
bermellona durante seis temporadas, desde la 82/83 hasta la 87/88.
En ese tiempo disputó 102 encuentros, tanto en Primera como en Segunda División, peleando siempre por la titularidad con grandes porteros como Zubeldia o Ezaki Badou. Tal y como recoge Xesc Ramis en su Diccionario de jugadores del Real Club Deportivo Mallorca (Editorial Siníndice, 2017), «era un portero con muy buenas manos, agilidad asombrosa y mucha tranquilidad en los momentos de más presión».
Actualmente es tertuliano en el programa Ser Deportivos Baleares, dirigido y presentado por Pedro Morlà.