Nacho Mallo ( @NACHOMALLO )
Lamentablemente nos estamos acostumbrando a que el Mallorca salga derrotado casi cada vez que juega fuera de casa. Esa sensación es lo peor de la visita al Carlos Belmonte, aunque el partido no fue malo. Necesitamos urgentemente una victoria lejos de Son Moix.
Planteamiento un tanto novedoso, aunque fuera un 4-4-2, un sistema que el Mallorca ya ha utilizado en más de una ocasión. La novedad en esta ocasión fue que los dos puntas utilizados por Vicente Moreno no están acostumbrados a jugar como arietes de referencia. Quizá Lago Junior está más acostumbrado, pero Leo Suárez es más un enganche. A priori, me gustaba la disposición para jugar contra el Albacete. El problema fue que en la primera llegada nos hicieron gol y el plan se vio un poco desbaratado. Despiste grave, por cierto, de Estupiñán en el saque de banda que dio origen al primer gol local. A pesar de todo, el equipo tenía la pelota, no con absoluta claridad, pero sí con sensaciones de que estábamos en el partido y que en ningún caso nos vimos arrollados. Por eso creo que el plan teórico no era malo.
Entiendo que jugó Xisco Campos de lateral porque Fran Gámez no está al cien por cien. Aunque el capitán ha jugado en esa posición en su trayectoria creo que, hoy por hoy, le cuesta más. Sobre todo a la hora de proyectarse en ataque. Gámez fue mucho más incisivo y creó ciertos problemas al Albacete durante los minutos que disputó en la segunda mitad.
Sigo viendo a un Mallorca que tiene más opciones de juego con Álex López que sin él. Es cierto que faltaba Budimir, que podría haber hecho una labor parecida, pero cuando estuvo el catalán el equipo hizo algo más. Creo que el 10 bermellón es muy útil cuando el equipo no tiene soluciones de ataque y, en concreto, cuando no le queda más remedio que jugar en largo. El catalán es un maestro en el juego de espaldas. Volvió Salva Sevilla, pero creo que no ha tenido la presencia que en él es habitual. Creo que en eso ha tenido mucho que ver el planteamiento rival.
Hicimos una presión bastante buena para evitar los inicios de juego con balón controlado y el partido se disputó casi siempre en la franja central del terreno. No fue un partido con muchas ocasiones ni con gran calidad, pero sí con empuje por parte de ambos. Hasta el último minuto, el del penalti, hubo opciones para conseguir algo. Donde creo que fueron superiores fue en las batallas individuales. La mayor parte de los balones divididos los ganaron los de blanco y creo que esto se basa únicamente en una gran labor de concentración de todos en todo el tiempo. Ahí creo que fue donde nos ganaron.
Ya dije la semana pasada que el Albacete como conjunto fue de los que mejor impresión me había dejado y lo ha vuelto a demostrar. Sin grandes individualidades, pero con esa concentración de la que hablo, se hace muy difícil crearle ocasiones. Es un equipo bien trabajado y creo que es un serio aspirante al ascenso.
Si la costumbre fuera es perder, confiemos al menos en mantener la sana tradición de ganar en casa. A ver si el domingo a las 12 nos podemos deleitar con un buen lacón con grelos. Un plato, por otra parte, muy oportuno para esta época del año.
Nacho Mallo
Nacido el 20 de febrero de 1960, el guardameta gallego defendió la portería
bermellona durante seis temporadas, desde la 82/83 hasta la 87/88.
En ese tiempo disputó 102 encuentros, tanto en Primera como en Segunda División, peleando siempre por la titularidad con grandes porteros como Zubeldia o Ezaki Badou. Tal y como recoge Xesc Ramis en su Diccionario de jugadores del Real Club Deportivo Mallorca (Editorial Siníndice, 2017), «era un portero con muy buenas manos, agilidad asombrosa y mucha tranquilidad en los momentos de más presión».
Actualmente es tertuliano en el programa Ser Deportivos Baleares, dirigido y presentado por Pedro Morlà.