Nacho Mallo ( @NACHOMALLO )
Maestro del claroscuro, el Mallorca está últimamente conjugando las luces con las sombras. El encuentro contra Osasuna ha tenido mucho más de penumbra que de claridad. No se varió el planteamiento que viene siendo habitual. Creo, sin embargo, que el problema no radica ahí, sino en la aplicación de soluciones a determinadas circunstancias que ocurren en los partidos y, posiblemente también, por el conocimiento que van cogiendo los demás equipos del conjunto de Vicente Moreno.
El conjunto es trabajador y bastante solvente a la hora de aplicarse en tareas defensivas, aunque hay algunos errores que pueden ser corregidos. Alguien puede pensar que el encajar el gol tan pronto puede haber propiciado la victoria del equipo pamplonés, pero creo que no es así. Hubiese sido más lógico que nos hubiese espoleado un poco y, aún con riesgos defensivos, haber creado más peligro en el área contraria. El equipo se convierte en previsible y cuesta un mundo llegar al área contraria con sensaciones de poder hacer gol. A excepción de la falta de Salva Sevilla poco ha tenido que intervenir el portero de Osasuna. Y eso no me parece normal para un equipo como este, que solía generar bastantes ocasiones a lo largo del campeonato.
Tenemos bastantes problemas para iniciar el juego cuando nos hacen una cierta presión (creo que la de Osasuna no fue exagerada) y no aplicamos bien el supuesto plan ‘B’ para rebasar esa línea. Sucedió que en la intención de sacar la pelota jugada, que me parece bien siempre y cuando sea efectiva, nos hacía agrandar la distancia entre líneas y cada pérdida de balón nos creaba problemas. Desde mi punto de vista, hay que trabajar más o quizá mejor el plan sustitutivo.
Además hemos de sumar también la falta de luz de alguno de los faros importantes de este conjunto. Lago Junior vuelve a llevar unos partidos bastante desaparecido, aunque no podemos olvidar el gol tan valioso y bonito que consiguió ante el Deportivo. Se le echa mucho de menos cuando “no está” y para mí no estuvo en Pamplona. Salva Sevilla está participando mucho menos en la labor creativa y por ahí también perdemos valor. Merveil sigue sin ser superior al rendimiento que estuvo dando Aridai y éste tampoco ha estado a su altura habitual en los minutos que ha jugado. Estupiñán mejora partido a partido y hace que no echemos tan en falta a Salva Ruiz. Baba suplió a Pedraza y también va progresando, pero creo que perdemos capacidad defensiva y táctica, aunque mejora la salida de balón. De Budimir poco podemos decir, ya que casi no ha tenido participación. Hemos de esperar a más intervenciones para poder opinar.
En definitiva otro encuentro para olvidar o, mejor dicho, para aprender y poder mejorar.
El sábado 26 a las 20:30 en el Ramón de Carranza tenemos la opción de aportar algo de luz y que las chirigotas gaditanas no se mofen de nosotros.
Nacho Mallo
Nacido el 20 de febrero de 1960, el guardameta gallego defendió la portería
bermellona durante seis temporadas, desde la 82/83 hasta la 87/88.
En ese tiempo disputó 102 encuentros, tanto en Primera como en Segunda División, peleando siempre por la titularidad con grandes porteros como Zubeldia o Ezaki Badou. Tal y como recoge Xesc Ramis en su Diccionario de jugadores del Real Club Deportivo Mallorca (Editorial Siníndice, 2017), «era un portero con muy buenas manos, agilidad asombrosa y mucha tranquilidad en los momentos de más presión».
Actualmente es tertuliano en el programa Ser Deportivos Baleares, dirigido y presentado por Pedro Morlà.