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«El salto de un juvenil a una primera plantilla como la de la Fiorentina siempre genera algo de incertidumbre, pero la verdad es que cuando hablamos con él y le oímos, o mantenemos una videoconferencia y le vemos esa sonrisa de oreja a oreja…». Habla el padre de la criatura, Óscar Montiel, ex-jugador bermellón, Extremadura y Albacete, y ligado durante muchos años al fútbol base de Son Bibiloni.
«Lo que más llamaba la atención de Tòfol durante los primeros días era el volumen de personas que trabajan al servicio del primer equipo. Acostumbrado a las lógicas carencias de un vestuario de juvenil, ahora, como miembro de una plantilla profesional, el futbolista se convierte en lo más valioso. Hay cinco utileros, cuatro masajistas… Aquí se mima mucho al jugador, se preocupan de que no le falte de nada para que su única y exclusiva preocupación sea la de jugar al fútbol», narra un orgulloso Óscar.
«Cuando vinieron a buscarnos ya nos comentaron que realizarían un trabajo específico sobre el físico de Tòfol (un niño de 18 años). Pero, de momento, su personalidad y su técnica en el campo acaparan más los focos que su desgarbada figura, todavía en desarrollo. En Florencia hay ilusión por el chico joven que ha llegado y que está despuntando en pretemporada». Una ilusión que aplaca, en cierto modo, la decepción de toda una ciudad tras quedarse sin competición europea después de que el TAS readmitiera al Milan en la Europa League en detrimento de la squadra viola.
Para Tòfol lo de pasearse por Europa quedaba muy lejos, cuando acudir a la pretemporada con la primera plantilla ya era todo un sueño. Concentrado ahora con la plantilla en Holanda, después de destacar en el mini stage de Moena y en un torneo amistoso en Alemania, el futuro más inmediato del mallorquín está en manos de Stefano Pioli, su entrenador. Él debe decidir si cuenta con el mediapunta para el inicio del campeonato el próximo 19 de Agosto en Genova frente a la Sampdoria o si Montiel finalmente pasa a engrosar las filas del equipo Primavera, el filial, cuya competición arranca el 1 de Septiembre. «Los técnicos son los que tienen que decidir el lugar oportuno en el que tiene que estar. Tòfol debe demostrar su valía allá donde esté. El equipo ha hecho una inversión importante y a él le toca corresponder», reconoce Montiel senior. «Pero lo cierto es que si no tuviera opciones de jugar en Genova, ya no estarían perdiendo el tiempo con la gente del primer equipo», matiza, puede que, pensando en el mejor de los casos, lo complicado que será organizar ese viaje exprés para asistir al hipotético debut de su hijo en la Serie A.
Sea como fuere, los Montiel ya han visitado el mítico Artemio Franchi, con capacidad para 47.000 espectadores, y el benjamín ha conocido en Internet a algunas de las figuras que hicieron enloquecer a los tifosi de los 90. «Los jugadores jóvenes siempre piensan en los jugadores de su momento, si bien es cierto que la historia es siempre la historia. Hoy en día, pones un nombre en Google y ya te dice todo su historial. Tòfol ya se ha dado cuenta de que la Fiorentina es un club histórico y que por aquí han pasado muy buenos jugadores como Batistuta, Rui Costa…».
Tòfol empieza ya a comprender la trascendencia de un club que lo es todo para Florencia y el respeto que se le rinde a Davide Astori, el capitán viola fallecido repentinamente el pasado mes de marzo. «En Italia es muy importante el respeto que la gente le tiene a su capitán, el buque insignia del equipo. Tanto los jugadores que estaban, como los que están, como los que vendrán conocerán a Davide Astori. Tanto la afición como el club te lo harán recordar».
Mallorquinistas, todos, en casa de los Montiel, Óscar reconoce que «la ilusión, el objetivo de cualquier chaval del fútbol base es debutar con el primer equipo». «Hay muchas partes con capacidad de influencia y al final pasa lo que pasa. El Mallorca no hizo ningún esfuerzo», señala, aunque muestra todo su agradecimiento «por tantos años y la enorme satisfacción que nos reporta saber que todas las partes salen beneficiadas. Nos quedamos con buen sabor de boca».
Ahora, el presente se tiñe de viola y el futuro se desliza bajo la bota izquierda de su hijo. «Le hemos dicho que haga las cosas con lógica, con sentido común y con educación. Que no sigui es més beneit, però tampoc es més viu. Que vagi amb es pelotón d’enmig«. Me temo que, como la mayoría de adolescentes, Tòfol no acabó de escuchar el consejo de su padre. Y es que un talento como el suyo no es fácil de esconder. La saga continúa. Y parece que va para largo.