Míchel Barba ( @MichelBarbaFDZ )
Una excelente carcasa exterior que cubre un interior poco cuajado. Irregular. El sabor, eso sí, delicioso. El Dani Rodríguez que conocimos era sobre el césped un hijo indiscutible de las cocinas que lo alimentaron de rapaz. Una hermosa lucecita intermitente, rica tortilla poco hecha, un “casi todo muy bien”. El alumno del eterno notable. Apareciendo y desapareciendo en el mediocampo devolvió al Albacete a la categoría de la que un año antes otros lo arrojaron. Una experiencia que también ha empapado cada rincón de Son Moix.