Nacho Mallo
Tengo la sensación y también la esperanza, quizás se entremezclen, de que el partido en Miranda puede marcar un antes y un después en la historia próxima del Mallorca. La primera razón es por la comunión renacida entre la afición y el equipo, el club, que estaba un tanto deteriorada últimamente y que es algo mucho más importante de lo que parece. También por la rotura de la dinámica perdedora en la que llevábamos inmersos muchas, demasiadas temporadas. Alguien me puede decir que no tiene nada que ver únicamente con el partido en Anduva, pero de nada hubiese servido ser campeones de toda la temporada regular, incluso el 3-1 de la ida, si no se hubiese culminado con el ascenso. La sensación sería de derrota y no habríamos conseguido darle la vuelta a la tortilla. Por último, también es importante el hecho de que el señor Maheta ha ido cogiendo experiencia y ahora es mejor dirigente que cuando llegó. Todo el mundo, o casi todo el mundo, necesita una fase de aprendizaje.