Ignacio García Mallo

La sensación que ahora mismo sobrevuela a la mayor parte de la afición mallorquinista es de pesadumbre y desazón. El partido contra el Sabadell nos ha dejado a todos un mal sabor de boca ya que parecíamos irremediablemente dirigidos a la consecución del título. Incluso sin puntuar, dependiendo de los resultados de nuestros inmediatos perseguidores, cabía la posibilidad de campeonar esta misma semana. No ha podido ser. El momento de lograrlo no es lo más importante, cierto, pero se ha perdido la oportunidad de disfrutar de una espera serena de cara a los play-off.

Creo que no ha sido un mal partido, pero hay cosas que mejorar. Encajamos el gol demasiado fácil. Un tanto que viene precedido de un grave error de Reina. El portero podría haber hecho mucho más para evitar que Sanchón rematara en el interior del área pequeña un centro lateral bastante lejano. Este lunar no empaña su buena actuación general a lo largo de toda la temporada, sobre todo al principio de la misma. Cabe recordar que sus intervenciones han sido decisivas en muchísimos partidos, pero en Sabadell no estuvo acertado.

Este gol nos dejó bastante tocados, al menos hasta el descanso. El Mallorca fue dominador en una segunda mitad donde los locales, lógicamente, se dedicaron a aguantar el resultado. Pero los de Vicente Moreno pecaron de nerviosismo una vez más. A un equipo sólido como tendría que ser este Mallorca, líder en la clasificación, le resulta excesivamente incómodo encontrarse con el marcador en contra. La falta de seguridad viene generada por algunas de las actuaciones en esta segunda vuelta del campeonato, donde se están combinando alguna de cal y muchas de arena. La inseguridad genera precipitación y ésta, ya se sabe, es mala consejera. Es entonces cuando se pierde precisión y se facilita la tarea al equipo contrario.

La mayor parte de las veces el camino más corto no es el mejor para lograr la creación de peligro. Está claro que cuando queda muy poco tiempo no hay muchas alternativas, pero recibiendo el gol en el minuto 11, queda todo un mundo para poder darle la vuelta al marcador. Esta ansiedad de la que hablaba se ha transmitido en algún momento desde el banquillo. Entiendo que las ganas por la consecución del primer logro de la temporada, ser campeón del grupo, pueda generar esta excitación, pero creo que el entrenador debe infundir en estos momentos un grado de serenidad que invite a los suyos a actuar con confianza y evitar así las imprecisiones. Vicente Moreno, un buen entrenador y que así lo ha demostrado en buena parte de la presente temporada, ha de sentirse seguro y confiado por el trabajo realizado hasta la fecha. Se tiene que notar y el mensaje debe calar en los jugadores. Los nervios, ahora mismo, fuera.

La parte positiva, por buscar alguna, es que el equipo estará tensionado, espero que no nervioso, una semana más. Creo que este domingo el título estará en nuestro poder y ya sólo restará esperar a ver quién nos toca en el crucial play-off. Me gustaría que acabásemos con solvencia, con partidos como el anteriormente jugado contra el Olot.

Suerte.

Ignacio García Mallo ( @NACHOMALLO )

Nacido el 20 de febrero de 1960, el guardameta gallego defendió la portería bermellona durante seis temporadas, desde la 82/83 hasta la 87/88.

En ese tiempo disputó 102 encuentros, tanto en Primera como en Segunda División, peleando siempre por la titularidad con grandes porteros como Zubeldia o Ezaki Badou. Tal y como recoge Xesc Ramis en su Diccionario de jugadores del Real Club Deportivo Mallorca (Editorial Siníndice, 2017), «era un portero con muy buenas manos, agilidad asombrosa y mucha tranquilidad en los momentos de más presión».

Actualmente es tertuliano en el programa Ser Deportivos Baleares, dirigido y presentado por Pedro Morlà.