Ignacio García Mallo

A veces nos complicamos demasiado la vida. Buscamos propuestas tan llamativas como ineficaces, cuando la clave del éxito, la mayoría de las veces, radica en el sentido común. El encuentro contra el Lleida fue un ejemplo de lo que estoy diciendo, sobre todo, en el esquema táctico y en la alineación. Creo que la colocación de Marc Pedraza en su sitio es lo más lógico; al igual que el hecho de que los alineados fueran también los jugadores que están más en forma, a excepción de Abdón Prats, lesionado. Creo que si preguntamos a la afición, la mayoría coincidiría en colocar a los que jugaron. Olvidándonos, por supuesto, de aquellos que tienen sentimientos hacia alguno en especial, ya sea a favor en contra.

También es lógico, o al menos bastante, el hecho de que este Mallorca que dejó un buen sabor de juego la semana pasada contra el Valencia B y que se veía atosigado en la clasificación, quisiese continuar por la senda iniciada en esa segunda mitad. Una mayor concentración y motivación fueron necesarias para ganar merecidamente el domingo, aunque nuevamente con sufrimiento. El equipo cometió otro penalti más, tan inocente como justo. En este caso no fue trascendental para el desenlace final del partido, pero en un play-off o partido definitivo el daño puede ser irreparable.

La lógica nos sigue diciendo que es muy difícil que este Mallorca no sea el campeón de su grupo. Y eso a pesar de que todos los perseguidores hayan ganado, a excepción del Badalona, que fue superado por un Cornellà que ahora ocupa el cuarto puesto en la clasificación y al que podríamos considerar como aspirante al play-off.

Alguien dirá, pues, que si únicamente es necesario aplicar la lógica, el sentido común, para obtener resultados, no harían falta entrenadores ni cuerpo técnico. Nada más lejos de la realidad. Son imprescindibles, pues son los que han de intentar sacar el máximo de cada uno de sus lógicos jugadores y estar atentos al que afloja.

Además, cuando todo falla y la lógica no es suficiente, ha de buscarse la revolución y son ellos los que han de decidir el cómo y el cuándo. Hay equipos a quienes la lógica no les es suficiente. Es preciso algo más, algo extraordinario para intentar equipararse a los demás. En el caso de este Mallorca, lo lógico es que la lógica sea suficiente, siempre y cuando los que están en el campo den todo de sí. Y ahí es donde emerge la figura de los técnicos. Vigilantes, siempre, ante cualquier atisbo de relajación.

Buenas sensaciones esta semana, aunque seguimos cometiendo algunos errores más que evitables.

Ignacio García Mallo ( @NACHOMALLO )

Nacido el 20 de febrero de 1960, el guardameta gallego defendió la portería bermellona durante seis temporadas, desde la 82/83 hasta la 87/88.

En ese tiempo disputó 102 encuentros, tanto en Primera como en Segunda División, peleando siempre por la titularidad con grandes porteros como Zubeldia o Ezaki Badou. Tal y como recoge Xesc Ramis en su Diccionario de jugadores del Real Club Deportivo Mallorca (Editorial Siníndice, 2017), «era un portero con muy buenas manos, agilidad asombrosa y mucha tranquilidad en los momentos de más presión».

Actualmente es tertuliano en el programa Ser Deportivos Baleares, dirigido y presentado por Pedro Morlà.