Año I en el Destierro. Jornada 16. Olot 0 – Mallorca 0

Uno rasca, la busca, pero no la encuentra. La épica, digo. La materia prima de una nueva gesta, de un acto heroico. El gol imposible, el pase perfecto. No, en Olot no hubo nada de todo eso. Hubo un pico y una pala. Y mucha piedra donde rascar. Y no hay drama, porque este Mallorca también tiene derecho a no ganar siempre, a mostrarse mundano en alguna fase del campeonato. Todo tiene su momento. La gloria, si nos corresponde, que no me cabe la menor duda, acudirá a nuestro encuentro en su debido momento, allá por el mes de junio.

Mientras tanto, el domingo era tan buen día como otro cualquiera para que a Lago se le atragantaran las diagonales, a Álex López se le olvidaran el conejo y la chistera en casa y para que Abdón se mostrara menos combativo que de costumbre. Y aun así, paradojas del destino, sin ser el mejor partido del Mallorca, bastó para que el portero, mallorquín al fin y al cabo, fuera el más destacado en el mejor partido del equipo rival en lo que va de temporada. No, no se puede ganar siempre.

Ni falta que hace. Y a los hechos me remito. Líder indiscutible, con 13 puntos de ventaja sobre su inmediato perseguidor e invicto en lo que llevamos de campeonato. ¡Todos los que ganaron en Olot cambiarían esos tres puntos por nuestra clasificación! El trabajo, las victorias y los puntos acumulados permiten al propio Mallorca decidir cuáles van a ser sus partidos claves de aquí a final de campeonato.

Por eso no hay crítica, no hay cuchicheos entre las sombras. Los jugadores bermellones no dan pie a cábalas o especulaciones. Su entrega y generosidad desarman a los sediciosos y cercenan cualquier atisbo de insurrección. Su afán por la victoria se convierte en tozudez. Y son constantes. E insisten. Una y otra vez. No se conforman con hacer acto de presencia, son. Siempre. Aunque la musa, traviesa, les dé la espalda.

Esa que también me huye, que me hace buscar excusas para retrasar mi encuentro con la pantalla en blanco. Las 450 palabras aparecen allá a lo alto, como un Himalaya inaccesible, imposible de conquistar. Yermo, seco de ideas, falto de frescura. Rasco, la busco, pero no la encuentro. La épica, digo. Huérfano de esa nueva gesta, de ese acto heroico. Sin gol imposible, sin pase perfecto. Tendré que ser paciente hasta toparme con mi mejor crónica, aquella que narre nuestra cita con la gloria, allá por el mes de junio. Mientras, con el pico al hombro y la tozudez por bandera, a seguir juntando palabras, 444 en este caso, y rascando mucha piedra.

RCD Mallorca: Reina; Joan Sastre, Xisco Campos, José Ángel, Bonilla; Pol Roigé (Ferran Giner, 59′; Cano, 63′), Marc Pedraza, Salva Sevilla, Lago Junior; Álex López y Abdón Prats (Cedric, 86′).

Goles: No hubo.

* Artículo publicado en Fútbol desde Mallorca el 28 de Noviembre de 2017.