Año I en el Destierro. Jornada 10. Mallorca 1 – Villarreal B 0
La matinal en Son Moix fue completa y ofreció un banquete cargado de intensidad y buen fútbol. Salpimentado con las dosis necesarias de tensión y polémica, el éxito del menú estaba garantizado desde el momento en el que cuentas con una materia prima de la calidad de Reina en la portería. Lago Junior se encargó de los postres con un derechazo sublime que indigestó al conjunto visitante y sació a los mallorquinistas convidados al festín.
Decía G. K. Chesterton que “mediocre es aquel que está ante algo grande y no se da cuenta”. Por eso me cuesta tanto entender cómo hay algunos empeñados en prodigarse en adjetivos peyorativos para describir el encuentro frente al Villarreal B. El plato contó con ingredientes dignos de alabanza más que suficientes como para perder el tiempo criticando los posibles errores de presentación o algún que otro despiste en el servicio.
A pesar de la animadversión que a algunos nos pueda generar el color amarillo, una simple cuestión de gustos, hay que reconocer que el conjunto castellonense cuajó un auténtico partidazo sobre el tapete de Son Moix. Ellos son, tal vez junto al Elche y el propio Mallorca, los únicos a los que el balón les tiene asegurado el sustento en esta categoría semiprofesional. Libres pues, de dolores de cabeza ajenos al fútbol, la pelota es lo único que les ocupa y les preocupa las 24 horas del día. Jóvenes, aunque sobradamente preparados, se pusieron el delantal decididos a reventar el horno bermellón.
Los de Vicente Moreno se toparon con un condimento totalmente desconocido hasta la fecha: la superioridad del rival. Algo que, por otra parte y aunque algunos parezcan desconocer, puede ocurrir en más de una ocasión. Las comandas no salían como querían y se multiplicaron las carreras detrás de los fogones. El míster intuyó que estaba perdiendo el control de la cocina, así que puso toda la carne en el asador e incluyó un cambio picante y de vocación totalmente ofensiva.
El equipo no se descompuso en ningún momento. Se apoyó en la excelencia de un portero que alimenta su leyenda y tiró de arrestos para sacar adelante un servicio que se había puesto cuesta arriba. El equipo sufría, qué experiencia tan fructífera y enriquecedora, pero también sacaba el cuchillo por banda derecha. Ganada la línea de fondo, no hay ni un solo centro de Joan Sastre, pinche exigiendo un ascenso, que no vaya cargado de intención y mala leche.
A pesar de las dificultades y los agobios propios de una cita tan importante, el Mallorca cumplió como anfitrión y satisfizo el paladar de los comensales sentados en la grada. Al Villarreal B, atónito, no le quedó más que pagar la cuenta.
RCD Mallorca: Reina; Joan Sastre, Xisco Campos, Raíllo, Bonilla (Fernando Cano, 32′); Lago Junior, Marc Pedraza, Damià Sabater, Ferran Giner; Álex López (Salva Sevilla, 55′) y Abdón Prats ( Cedric, 83′).
Goles: 1-0 (50′) Delicioso derechazo de Lago Junior desde la frontal, partiendo desde la izquierda y después de haber dejado atrás a dos rivales.
* Artículo publicado en Fútbol desde Mallorca el 23 de Octubre de 2017.