Año I en el Destierro. Jornada 4. Mallorca 3 – Atlético Saguntino 2

El error está siempre presente. Acude a nuestro encuentro, inasequible, una y otra vez, asaltándonos en el callejón más oscuro y en el momento más inesperado. Su amenaza es real como la vida misma y nos conviene aprender a convivir, a sobrevivir en muchos casos, con su presencia. Fue la suma de muchos errores, grandes, pequeños, propios y ajenos, importantes todos, los que dieron con los huesos del Mallorca en Segunda B. De nada sirven ya las lamentaciones, eco mudo en el averno. Pero entre el barro, los nefastos arbitrajes y los campos estrechos, todavía emerge, poderosa, nuestra libertad para decidir cómo afrontar este destierro. Y, qué quieren que les diga, puestos a sufrir, hagámoslo con una sonrisa.

Y esa sonrisa es la que apareció en el rostro de los jugadores frente al Atlético Saguntino e hizo vibrar a una afición adormilada durante demasiado tiempo. Porque el equipo salió, por primera vez esta temporada, a ser mejor que su rival. Los de Vicente Moreno, y ahí radica la diferencia con partidos anteriores, no se conformaron únicamente con ser menos malos que su oponente. Y llegó el juego, el gol hizo acto de presencia y la victoria y los tres puntos se sintieron acogidos en Son Moix.

Porque el camino correcto no pasa únicamente por minimizar los errores, que también, sino en explotar nuestras propias virtudes, generar las ocasiones necesarias y, en última instancia, marcar gol. Porque el gol lo es todo en este deporte. Una buena defensa es requisito indispensable, pero no garantiza la victoria. Sólo un gol más que tu rival al final del encuentro tiene ese poder. Y, sin abandonar el trabajo en la retaguardia, es en la búsqueda del gol donde se deben centrar nuestros esfuerzos. La única parada que vale tres puntos es la que se produce después de haber perforado previamente la portería del rival.

El fútbol sin el gol no es nada. Está vacío, es caduco y sabe a rancio. Igual que una vida sin amor. La insistencia en esa cacería del gol, furtiva si es necesaria, alimenta el casillero y acerca objetivos. Y genera esperanza, partido a partido, pues sabes que dispones de la capacidad de reacción necesaria cuando el error se presente de manera inesperada. Como lo hizo el domingo, por partida doble y en sendos saques de esquina.

Porque el Mallorca encajó, sí, es cierto, pero también ganó. Y nos hizo sentir bien. Porque nosotros al fútbol vamos a eso, a sufrir, pero puestos a elegir, preferimos hacerlo con una sonrisa.

RCD Mallorca: Reina; Joan Sastre, Xisco Campos, Raíllo, Bonilla; Pol Roigé (Álex López, 69′), Marc Pedraza (Salva Sevilla, 80′), Damià Sabater, Lago Junior; Cedric (Bryan Reyna, 62′) y Abdón Prats.

Goles: 1-0 (4′) Abdón Prats; 1-1 (63′) Marín, en un córner mal defendido; 2-1 (81′) Salva Sevilla, de falta directa tras entrar al campo en ese mismo momento; 3-1 (88′)  Abdón Prats a lo Abdón Prats; 3-2 (89′) Nuha, en otro córner mal defendido.

Artículo publicado en Fútbol desde Mallorca el 12 de Septiembre de 2017.