Año I en el Destierro. Jornada 2. Mallorca 1 – Penya Deportiva 0

Hace ya algún tiempo que empecé a ir solo a ver los partidos del Mallorca. Mi amadísima novia se convirtió en mi santa esposa y supongo que dejó de sentirse obligada a acompañarme a Son Moix. “Los asientos son muy incómodos”, me dijo. Imagino, también, que debió cansarse de las derrotas, el descenso a Segunda y mi constante mal humor. Aunque eso no me lo ha reconocido. Ella es muy políticamente correcta. A veces.

Así pues, de un tiempo a esta parte, voy solo al estadio y padezco o disfruto en total armonía con mi ser. Primero en Fondo Norte, luego en Tribuna Sol y ahora en Tribuna Cubierta. Esta constante migración nada tiene que ver con una mejora substancial de mi poder adquisitivo, ojalá, sino que va intrínsecamente ligada con la caída a los infiernos de mi equipo, el Mallorca. Cada descenso me acerca más y más a la zona noble del Estadio. Y ya está bien así. No tengo ninguna necesidad imperiosa de probar el palco por ahora. No tentemos a la suerte.

Me encanta llegar con algo de tiempo por delante. Ver el ambiente y fumar un cigarro tranquilamente. Cuando falta poco para empezar el partido, saco mi libreta, mi Bic azul y me calzo con disimulo un horrible reloj violeta de pulsera. No tengo ni idea de cómo acabó en casa, pero se ha convertido en mi inseparable compañero de fatigas. Pongo el cronómetro a cero y espero. O desespero.

A veces hablo solo. Intento controlarme, ya saben, por “el qué dirán”. También apunto las ocasiones, los saques de esquina y los cambios en el cuaderno azul (por cierto, frente a la Penya Deportiva se me acabó. Tengo que comprar otro). El año pasado, no sé en qué partido, le cedí mi asiento a alguien y yo subí un par de filas más arriba. Pasados unos minutos, la persona que se sentaba a mi lado rompió el hielo y me soltó, así, a bocajarro: “Tú eres el que tomas notas durante los partidos, ¿no?”. Procesé la pregunta y le añadí el “loco” que por educación había omitido mi interlocutor. Contesté afirmativamente y me gustó imaginar que a lo mejor ese señor leería mi escrito al día siguiente.

No sé por qué lo hago. Tomar notas, digo. Rara vez las utilizo, pero lo considero una tarea innegociable que forma parte de la elaboración de esta columna semanal. Un trabajo previo que dota de profesionalidad al asunto, no sé si me explico. Ya no sólo voy al campo a ver el partido del Mallorca. Habría subido de todas formas. Ahora también voy a tomar notas.

Hoy no me han hecho falta. Partido gris. Seis de seis. Ahora toca derbi.

RCD Mallorca: Reina; Joan Sastre, José Ángel, Raíllo, Bonilla; Pol Roigé (Bryan Reina, 46′), Pedraza, Sabater, Lago Junior; Cedric (Abdón Prats, 46′) y Álex López (Xisco Campos, 74′).

Goles: 1-0 (51′) Lago Junior a pase de Bonilla.

* Columna de opinión publicada en El Mundo – El día de Baleares el 28 de Agosto de 2017.