Año I en el Destierro. Jornada 1. Peralada 0 – Mallorca 1
Eran tantas y tan sórdidas, además de ciertas, las historias que habían oído sobre la Segunda División B, que los jugadores del Mallorca salieron timoratos al césped del Municipal de Peralada. O eso es, al menos, lo que nos contaron durante los 23 minutos de martirio que sufrió la tecla F5 de nuestro ordenador.
Por aquel entonces ya sabíamos que el conjunto local no contaba con los efectivos suficientes para completar el banquillo de suplentes y que su portero titular se había lesionado en el calentamiento. Quizá fuera eso, y no ese barro al que ya tengo ganas de conocer y que ayer no hizo acto de presencia, el que aturdió a los bermellones en su estreno en la categoría. La responsabilidad de una victoria obligatoria ante un equipo en cuadro, por mucha Tramuntana que soplara. El Mallorca la tiene más larga y el miedo a no cumplir se puede convertir en su peor enemigo. Y me refiero a la plantilla, a la afición y a la historia. Si bien las dos últimas no juegan, sí que les exigen y recuerdan constantemente a los de Vicente Moreno su compromiso adquirido con el club este verano.
Porque a pesar de que aquí los cartelones del cuarto árbitro no tienen lucecitas y de que algún que otro balón acabe en la piscina, la pelota sigue siendo redonda y los jugadores contrarios no empitonan a sus rivales cual miura desbocado ante la indumentaria bermellona. No. Aquí simplemente se lucha. Aquí simplemente se pelea. Aquí simplemente se sufre. Y eso es lo que hizo el Mallorca a partir de la media hora de juego.
Lago entendió que no hay nadie más rápido que él en la categoría; Xisco Campos se anticipó en más de una ocasión a los delanteros y Vicente Moreno comprendió que los tres puntos eran innegociables. El técnico valenciano movió el banquillo y sacó toda la artillería a su disposición. Y fue él, Abdón Prats, quién evidenció una vez más que en Segunda División sólo gana el que va con todo y va con ello hasta el final. Un rechace más, un balón que moría en saque de puerta. Sólo la fe del delantero imaginó que de esa nada nacería el gol de la primera victoria bermellona de la temporada. El de Artà le robó la cartera al defensor y puso un caramelo en la frontal que la zurda de Bonilla se apresuró a devorar.
Eran tres puntos tan obligatorios como complicados. Y no hay que restarle méritos al Mallorca. Porque todos sus rivales, absolutamente todos, van a compensar su falta de calidad con una motivación extra al enfrentarse a los bermellones. Habrá que sudar. Pero puede ser maravilloso.
RCD Mallorca: Reina; Joan Sastre, Xisco, Raíllo, Bonilla; Pol Roigé (Bryan Reina, 54′), Pedraza, Sabater, Lago Junior; Cedric (Álex Serrano, 86′) y Álex López (Abdón Prats, 61′).
Goles: 0-1 (69′) Bonilla a pase de Abdón Prats.
* Columna de opinión publicada en El Mundo – El día de Baleares el 23 de Agosto de 2017.