Salió el Mallorca a pasear sobre el alambre en Reus y se olvidó la red en casa. Corría el minuto tres de partido y Yuste dejó bien a las claras que el de ayer no iba a ser su partido. Una falta de comunicación terrible del capitán con Cabrero la aprovechó Querol para provocar un penalti infantil. Pintaban bastos para el Mallorca, pero el portero acertó la dirección del disparo de Jorge Miramón y otorgaba al equipo una segunda oportunidad.
El 23 bermellón, de lo mejor del equipo en lo que va de temporada, continuó con su recital suicida y tres minutos después perdía un peligroso balón en la frontal que Juanjo Nieto convertía en una cesión envenenada para un Cabrero desquiciado, al que le salían enemigos entre sus propias huestes. El conjunto catalán se hacía con el control en la zona ancha del terreno de juego y al Mallorca le quemaba el balón. Pero entonces apareció él, Dejan Lekic. El serbio se disfrazó de Zlatan Ibrahimovic y, tras una espectacular chilena en el interior del área grande, estrelló el balón en el poste de la portería de un Edgar Badía totalmente batido. Era el preludio del 0 a 1, que llegaría un minuto después. Álex Vallejo hizo que un balón imposible se convirtiera en la asistencia perfecta para un Lekic en racha. El vitoriano es el primero que se atreve esta temporada a dar un pase vertical, diferente y cargado de malas intenciones.
A partir de entonces empezaba el recital de Campins por la banda derecha del conjunto local. El mallorquín desquició a Saúl y ganó en innumerables ocasiones la línea de fondo. Todas sus jugadas acababan con centros peligrosísimos al corazón del área mallorquinisita o en lanzamientos de esquina para el Reus. En uno de ellos llegó la mejor ocasión para los catalanes. Atienza, totalmente solo en el punto de penalti, obligó a Cabrero a crecer dos tallas para desviar un balón que se colaba en su portería.
Tras el descanso el Mallorca desapareció del terreno de juego. Era incapaz de salir con el balón controlado y el Reus inclinó el campo. A pesar de todo, Moutinho estrelló la pelota en el poste en una contra bien llevada por Lago Junior y el debutante Zdjelar patinó cuando encaraba al portero local. Campins seguía hartándose de poner buenos balones para sus compañeros, pero ninguno de ellos era capaz de conectar un buen remate. Entonces apareció de nuevo Yuste que, con la inestimable colaboración de Juan Rodríguez, no despejaba un balón que Máyor aprovechó para poner las tablas en el marcador.
El empate acerca un punto el objetivo de la permanencia, cuya consecución se pospone en el tiempo y sigue afectando al sistema nervioso de la sufrida parroquia bermellona.
*Columna de opinión publicada en El Mundo – El día de Baleares el 23 de enero de 2017.