Los tres puntos conseguidos frente al Mirandés valen su peso en oro. Pero siendo objetivos, ni el Mallorca desplegó un gran fútbol ni el rival presentó demasiada oposición. Y esto no quiere convertirse, bajo ningún concepto, en una crítica al equipo. Se ganó, que no es poco. Y además después de una prolongada racha negativa que estaba despeñando al grupo hacia el abismo de la clasificación. Y eso tiene mucho mérito. Porque después de muchas zancadas hacia atrás, se dio un pasito hacia adelante.
Creo que todos podemos coincidir en que ahora mismo, a estas alturas del campeonato, el único objetivo del Mallorca pasa por conseguir la permanencia lo antes posible. Debemos hacer un ejercicio de voluntad, tirar de las riendas a nuestros deseos y evitar que se desboque el caballo de nuestra ilusión. Cuesta, pero debemos eliminar de nuestro vocabulario el concepto fracaso y sustituirlo por el de realidad. Una realidad que debe moldear nuestras expectativas, no viceversa. Los juicios, con sus sentencias, condenas y culpables, ya los emitiremos a final de temporada. Ni pasado, ni futuro, ni condicional. El único tiempo que le preocupa ahora mismo al Mallorca es el presente, aderezado con un poco de imperativo. El partido semanal como fin en sí mismo.
Y esta dosis de realismo no tiene por qué acobardarnos. Porque conocerse a uno mismo demuestra valentía y atrevimiento. Son ellos, los cobardes, los que corren en la dirección equivocada. No hay partido imposible en esta Segunda División. Ni siquiera el del domingo frente al Getafe. Ese es nuestro ahora. Carpe diem.
*Artículo publicado en Fútbol desde Mallorca el 11 de Enero de 2017.
Vamos! Sin miedo a por el Geta.
Me gustaMe gusta