No importa la categoría. Cuando los dos equipos salen a por la victoria, siempre merece la pena acudir al estadio. El Mallorca empató un partido que salió a ganar, pero que pudo perder tras cometer un error propio de categorías inferiores. Los locales salieron intensos, con más corazón que cabeza. Los centros desde las bandas no encontraban rematador y Moutinho, tras un gran desmarque, falló el mano a mano frente a José Antonio. En la jugada siguiente, y tras un saque de banda sin aparente peligro, Ivi adelantó a los sevillistas. La falta de concentración se paga, y más si enfrente hay un auténtico equipazo como lo es el Sevilla Atlético. Los bermellones lo intentaron a través de una buena jugada entre Lago Junior y Oriol por banda izquierda, pero Brandon no pudo finalizar. Fue Gual, al filo del descanso, quien, adelantándose a Santamaría y tras un espectacular slalom de Pozo, conseguía perforar la portería rival. Llegaba el descanso para un Mallorca herido, pero con alternativas suficientes sobre el terreno de juego y en el banquillo.

Si a Fernando Vázquez se le puede achacar su empecinamiento en jugar con un solo punta en casa, también hay que reconocer que en esta ocasión tomó las medidas necesarias para cambiar de sistema con tiempo más que suficiente. Lekic salía por Juan Rodríguez en el descanso y con dos hombres arriba el Mallorca empezaba a inclinar el campo. Pero las aproximaciones no fructificaban y era Santamaría quien evitaba el tercer gol blanquillo en una contra de Gual. El equipo no se rindió en ningún momento, a pesar de lo adverso del resultado, y Company dio un recital de casta y pundonor que contagió al grupo. La primera pelota que tocó Salomao, sustituto de Moutinho, la empujó Brandon con el pecho en línea de gol para marcar su octavo tanto del campeonato y acortar distancias en el marcador. Quedaban 30 minutos y Son Moix olió la remontada. El Mallorca embotelló al Sevilla Atlético a base de saques de esquina, algún que otro barullo en el interior del área pequeña e incluso un remate de cabeza de Lago Junior al palo. Fue el marfileño, quien en una jugada en la que combinó potencia con calidad, el encargado de establecer el empate con un disparo desde la frontal. Era el minuto 73 y la grada enloquecía con su equipo.

Pero fueron el travesaño y una parada antológica de Santamaría tras una falta botada por Ivi los que evitaron la victoria visitante en lo que fue un auténtico partidazo que cualquiera pudo ganar. El público ovacionó al equipo al finalizar el choque, premiando su actitud y dando a entender que éste, a pesar del resultado, sí es el camino.

*Artículo publicado en Fútbol desde Mallorca el 21 de Noviembre de 2016.