El fútbol, caprichoso de natural, saldó en el Nuevo Arcángel una de las deudas que había contraído con Fernando Vázquez a principios de temporada. Una primera parte ramplona y dos jugadas aisladas en el segundo acto bastaron para que el equipo consiguiera en Córdoba la primera victoria a domicilio de la temporada. La victoria libera tensión acumulada y debe suponer una inyección de confianza para la plantilla, pero no marca el camino.
Ese camino es el que a punto estuvo de conducir al Mallorca a Segunda División B. La ausencia de iniciativa, la búsqueda del error del rival y la espera atrás te puede salir bien una vez, incluso dos. Así ocurrió frente a Ponferradina y Alcorcón la temporada pasada, con un Vázquez recién aterrizado. El destello de los seis puntos consecutivos cegó al aficionado bermellón. Y sólo entonces, cuando el envoltorio de las victorias desapareció, el mallorquinista se chocó de bruces contra la nada. Eran otros tiempos y hay que reconocer que el gallego tuvo que salir del paso con una plantilla que él no había confeccionado.
Pero Vázquez conoce otro sendero. Nos lo ha mostrado esta temporada, ahora sí, con los hombres que él mismo escogió durante el verano para recorrerlo. Me refiero a esos partidos ante Oviedo o Rayo Vallecano. Partidos tan intensos, como estériles. Y es que Brandon, por aquel entonces, todavía no había hecho acto de presencia. Rumiaba en el banquillo cuál era la mejor manera de tirar la puerta abajo y finiquitar con goles el maldito problema del 9.
A esa senda, a esa sí, es a la que tiene que volver el míster. Estos tres puntos son vitales para dotar de confianza a una plantilla que no es inferior a ninguna otra de las que pueblan la categoría. Este grupo ya sabe lo que es jugar con intensidad, presionando al rival, llevando la iniciativa. Ya lo ha demostrado. Ahora debe aprovechar la efectividad de Brandon.
El técnico se encuentra ante una encrucijada y debe tomar una decisión. La moneda salió de cara en Córdoba y debe aprovechar el rebufo de los tres puntos para empezar a ser más atrevido en sus planteamientos. Seguir jugándosela a una carta puede ser demasiado arriesgado. Antes, sin Brandon, podía ser una opción. Ahora, con la gacela de Cala d’Or tirando del carro, hay que apostar a ganador.
*Columna de opinión publicada en El Mundo – El día de Baleares el 13 de Noviembre de 2016.